MM ROMERO

“Ese pequeño gran momento: cuando el reconocimiento toca la puerta”

Hay instantes que, aunque breves, se graban con fuerza en la memoria. Uno de ellos es cuando recibimos un reconocimiento.

No importa si se trata de un “bien hecho” en una junta, una mención en un equipo de trabajo o un aplauso inesperado por un logro personal. Ese momento despierta algo profundo: una mezcla de orgullo, validación y motivación.

Recibir un reconocimiento no solo alimenta el ego (en el buen sentido), también nos recuerda que lo que hacemos importa. Que alguien en algún lugar notó nuestro esfuerzo. Y eso, en tiempos donde la prisa y la rutina suelen terminar con los detalles, es un regalo emocional.

La clave está en no depender de ese reconocimiento para valorar lo que somos, pero sí aprender a recibirlo con gratitud. Porque no se trata solo de premios o palabras bonitas. Se trata de conexión humana, de saber que nuestras acciones tienen impacto y de permitirnos celebrar el camino recorrido.

Así que la próxima vez que llegue ese “gracias” o ese “lo hiciste increíble”, tómate un segundo para sonreír desde adentro. Te lo mereces.